
Hamid Ajbar Flamenco
Hamid Ajbar Flamenco fue fundado en Granada en 2016 por el cantaor de origen marroquí Hamid Ajbar, titulado en el conservatorio de Rabat como experto en música andaluza y oriental, y primer premio nacional de cante andaluz. El proyecto nació con la idea de adentrarse en la música árabe-andaluza y el flamenco, para descubrir la historia compartida entre el andaluz que un día se vio obligado a abandonar su hogar y cruzar la costa hacia el norte de África, y el flamenco, que llegó a Al Andalus cuando dejó de llamarse así. A través de melodías embriagantes y ritmos fascinantes, ambas tradiciones consiguen una auténtica fusión. El proyecto incluye a algunos de los mejores artistas del panorama flamenco como el cantaor Alberto Funes, los guitarristas Lolo de la Encarna y Puchero, la bailaora Eva Manzano, entre otras, así como los músicos Aziz Samsaoui, Fathi Ben Yakoub, Mouhssine Koraichi y Khalid Ahaboune.
Dos Historias, un Camino
Dos historias, un camino es un encuentro musical entre dos culturas, la árabe-andaluza y la flamenca. Aunque originarias de épocas diferentes, coinciden en tiempo y lugar donde ambas fueron marginadas. Con este espectáculo unen la profundidad del cante flamenco con la poesía lírica de las moaxajas y zejeles andaluces y los ritmos orientales, en una fusión jondo, de exquisito sabor, con una fragancia tan fresca como la brisa de las noches de verano de la Alhambra.
Jardines de Al Andalus - De Ibn Arabi a Santa Teresa
En el mundo actual, soñamos más vívidamente que nunca con aquellos tiempos benditos en los que judíos, cristianos y musulmanes convivían pacíficamente en Granada y Córdoba. Originario de Chaouen, Marruecos, y ahora afincado en Granada, el cantante y violinista Hamid Ajbar encarna esa sublime mezcla de sonido, corazón y espíritu. Esto le llevó en 2015 a fundar un conjunto en el que conviven el laúd, el violín y la guitarra flamenca, y en el que se mezclan la herencia poética de los maestros sufíes de España, el norte de África y Oriente Medio, y la obra mística de Santa Teresa de Ávila, que, en el corazón de su Castilla católica, no dudó en trasladar a términos cristianos la enseñanza de la tolerancia impartida en la época de la grandeza de Al-Ándalus.
El programa de los Jardines de Al-Andalus, con su mezcla de flamenco y armonías orientales, es la expresión misma de este ideal: el término jinnan -jardines- se refiere tanto a los suntuosos jardines que se pueden admirar en la Alhambra de Granada, el Alcázar de Córdoba o el Goutha de Damasco, como al corazón -al alma-, ese caldero de emociones, ese receptáculo de belleza. “Conozco el amor desde que conozco tu amor”, decía Rabia Al Adawiyya en Irak en el siglo VIII. “Bendito sea el corazón enamorado”, respondía Teresa de Ávila ocho siglos después. Todo un símbolo.